Los mínimos históricos de la natalidad nacional y una mayor longevidad del ser humano, nos sirven de catalizadores para los graves problemas económicos y sociales con los que nos vamos a encontrar en el futuro.

 

Los grandes avances en medicina y la poca natalidad que registra España llevan a formar una pirámide poblacional cada vez más vieja en media de edad.

 

Los grandes avances en medicina y la poca natalidad que registra España llevan a formar una pirámide poblacional cada vez más vieja en media de edad. Conlleva esta situación un cúmulo de consecuencias para la propia sociedad y su supervivencia, ya que la falta de reemplazo generacional no sólo implica una menor población y un mayor envejecimiento, si no que además la propia falta de mano laboral hará caer por su propio peso la contribución a entidades de carácter público quedando, por ejemplo, pensiones financieramente insostenibles.

 

Cantidad de nacimientos totales en España:

Fuente INE

 

Desde 1941, en España nunca se ha dado una tasa de natalidad como la actual, con solo 8,79 nacidos por cada mil habitantes, unos niveles preocupantes comparados con los 669.378 nacimientos en el año 1975, año en que la etapa de los baby-boom ya empezaba a ser claramente decreciente.

 

Aún más enriquecedora e ilustrativa resulta la siguiente proyección de población residente en España realizada por el Instituto Nacional de Estadística. En dicha proyección, se observa que la población es cada vez menor y el estrechamiento entre jubilados y trabajadores es peligrosamente cercano.

 

Proyecciones de población 2016-2066 residentes en España:

Fuente INE

 

Estas proyecciones hechas hasta el año 2066 auguran serias complicaciones demográficas. Con un sistema de pensiones públicas que ya ha entrado en crisis con un déficit de 17.000 millones al año, parece claro que vamos encaminándonos a un futuro no tan lejano en que el Estado tenga que emitir deuda sólo para poder pagar pensiones. Dándose esta circunstancia en el año 2017, resulta lógico pensar que, ante la poca certeza de poder mantener las pensiones de todos en el futuro, es menester generar un ahorro ajeno a las propias pensiones.

 

Este nuevo concepto de ahorrador actual preocupado por saber que el sistema de pensiones está abocado a sufrir (o incluso desaparecer tal y como lo conocemos hoy), que debe buscar rentabilidades suficientes como para cubrir al menos el coste de la inflación en su dinero ahorrado, es el punto de partida para lograr el bienestar en el futuro.

 

 

Foto: Carl Nenzen Loven. Unsplash.