Sin duda, entender qué es cada una de ellas y cómo pueden afectar al rendimiento neto de la inversión es fundamental para no llevarse desagradables sorpresas. Por este motivo, es necesario hablar de una de las comisiones más importantes: la comisión de custodia o depósito.

¿Qué es la comisión de custodia o depósito?

La definición que da la CNMV sobre lo que es esta comisión es la siguiente: “la comisión de custodia o depósito es la que cobran los depositarios al fondo de inversión por la administración y custodia de los valores que componen la cartera. Se devenga diariamente y es implícita; es decir, ya está deducida del valor liquidativo al que el partícipe suscribe o reembolsa participaciones”.

Sin embargo, es necesario diferenciar entre la comisión de custodia y la comisión de depósito, ya que se suele hablar de ellas en conjunto, pero resulta algo erróneo. El motivo principal es que la comisión de custodia no es obligatoria y solamente la cobran algunas entidades por la comercialización de los fondos de inversión. Se trata de una comisión fija y que se mide sobre el volumen invertido.

Por su parte, la comisión de depósito sí es obligatoria y la cobra la entidad depositaria que custodia los activos del fondo. Además, esta se descuenta del valor liquidativo del fondo, mientras que la comisión de custodia se cobra de la propia cuenta del cliente.

¿Cuál es la comisión de custodia máxima que se puede cobrar?

De nuevo, en este punto existen diferencias entre ambas:

• Para la comisión de depósito, que sí es obligatoria, la regulación española establece un máximo del 0,2% sobre el patrimonio total anual del fondo. Es decir, que, como máximo, se deducirá un 0,2% del valor liquidativo del fondo de inversión.

• Por su parte, para la comisión de custodia no existe un máximo en la regulación española, ya que al ser opcional queda en manos de las propias entidades bancarias. Sin embargo, los márgenes que se aprecian entre la banca española van entre el 0,10% anual sobre el importe total invertido y el 1%. Depende del tipo de fondo en el que se invierta y de la vinculación del cliente con el propio banco.

¿Qué otras comisiones tienen los fondos de inversión?

Además de las comisiones ya mencionadas, que una es obligatoria y la otra no, los fondos de inversión también tienen otro tipo de comisiones, que conviene tener en cuenta.

• De gestión: Se trata de la comisión principal y más importante, ya que es la cobra la propia sociedad gestora por realizar operaciones de compra y venta de acciones, bonos o derivados en nombre del fondo. Generalmente, oscila entre el 1% y el 1,75% anual y está implícita en el valor liquidativo del fondo.
• De suscripción: esta comisión, también llamada como comisión de suscripción, se paga cuando el partícipe adquiere participaciones del fondo de inversión. Es decir, solamente se abona al entrar al fondo y no todos los años. Si se mantienen las participaciones durante cinco años, solo se pagaría una vez. Ahora bien, no es una comisión obligatoria y dependerá del tipo de fondo y de la gestora. Además, en ningún caso podrá superar el 5% del capital invertido. En España la mayoría de los fondos no lo cobran
• De salida: esta comisión es muy parecida a la anterior, también se conoce como comisión de reembolso. En este caso, se abona cuando se venden las participaciones del fondo. El porcentaje a abonar puede variar en función al tiempo en el que se ha permanecido invertido, siendo más elevada si se ha pasado poco tiempo. Al igual que la anterior, no puede superar el 5%.
• De éxito: Esta comisión solo se puede cobrar si el fondo de inversión supera determinados umbrales de rentabilidad. Generalmente no es una comisión habitual, ya que solo la suelen aplicar un 15% de los fondos de inversión, que en su mayoría son de renta variable o de inversión libre – hedge funds –. En cuanto al máximo, no puede superar el 18% del patrimonio.
• De retrocesión: Se trata de una comisión que la gestora abona por la comercialización del Fondo de Inversión y que en realidad paga el inversor. Aunque no se muestra detalladamente en el Documento de Datos Fundamentales para el Inversor, se incluye en la comisión de gestión.
• Gastos corrientes: El dato más relevante es el de los gastos corrientes o TER, ya que nos indica el costo real de un fondo de inversión y, por lo tanto, es el más importante. Los gastos corrientes no solo abarcan la comisión de gestión, sino también todos los costos que el fondo asume para su administración. Esto incluye la comisión de gestión, junto con los gastos de administración, auditoría, costos de transacción y cualquier otro costo adicional que se cargue al fondo, lo que afectará al valor liquidativo neto y, por ende, a la rentabilidad.

Las clases limpias, una gran opción para ahorrar en comisiones

Una vez analizadas las distintas comisiones de los fondos de inversión, cabe destacar la importancia de las clases limpias, ya que pueden suponer un ahorro del 30% de media  en cuanto a las comisiones. Las clases limpias de un fondo de inversión son aquellas en las que se eliminan o reducen las comisiones de distribución que normalmente se pagan a intermediarios, como agentes o asesores financieros. Las conocidas como retrocesiones. Al eliminar estas comisiones, las clases limpias permiten que los inversores accedan al fondo sin incurrir en costes adicionales asociados con la intermediación.

Además, invertir en un fondo de clases limpias también supone una mayor transparencia al no haber costes ocultos, más allá de los indicados en el propio folleto del fondo. Por otro lado, también garantiza una mayor independencia, ya que el intermediario no favorecerá a aquellos fondos en los que más dinero puede ganar, sino que recomendará los mejores fondos sin intereses monetarios de por medio.