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Los fondos indexados constituyen una de las herramientas disponibles para aquellos inversores que quieran seguir una estrategia de inversión pasiva. Antes de entrar de lleno en la inversión de fondos, es importante tener claro en qué consisten tanto el estilo de gestión pasiva como el estilo de gestión activa.

El Value Investing es uno de los estilos de gestión que más ha dado que hablar en las últimas décadas. El precursor de esta forma de invertir fue Benjamin Graham, y más tarde fue seguido por gestores de gran reconocimiento mundial. Pero ¿en qué consiste realmente el Value Investing?

La época de los depósitos al 4% quedó atrás hacer cerca de una década. En el entorno actual de bajos tipos de interés, la rentabilidad de estos productos es limitada, incluso cuando se trata de depósitos estructurados.

La solución tiene nombre propio: depósitos combinados. Si busca aumentar el beneficio de sus inversiones desde un perfil conservador, aunque asumiendo algún riesgo más, esta puede ser una buena alternativa.

Aquellos que hayan participado en el mercado en el 2019 han podido comprobar cómo ha sido un año muy positivo para sus inversiones.

La rentabilidad es la principal medida de cualquier inversión. Para conocer la de un fondo hay que recurrir su valor liquidativo. Ese es el dato clave que dice, entre otras cosas, el capital que se recupera en caso de vender las participaciones del fondo.

Los fondos representan uno de los instrumentos más utilizados por los inversores desde hace años. En especial, cuando la apuesta es a medio o a largo plazo. ¿Por qué? Por el sencillo motivo de que estos vehículos permiten al inversor particular acceder prácticamente a cualquier activo o mercado de la mano de un profesional. Es decir, que el primero puede aprovechar los conocimientos de éste y efectuar una inversión sofisticada o compleja sin tener nociones profundas sobre ella. De ahí, entre otras razones, el éxito que logran los fondos entre los inversores.