Sacar rentabilidad al dinero | EBN Banco
Descubra 10 recomendaciones sobre cómo invertir bien sus ahorros para lograr, así, obtener beneficios del capital acumulado
Las decisiones sobre las inversiones deben tomarse con mesura, precaución, tranquilidad y sentido común.
Cuando compramos un producto que no se ajusta a nuestras necesidades, no cumple con las expectativas que nos habíamos formado o simplemente es defectuoso, en general, no hay problema: puede devolverse al vendedor. Con las inversiones, lamentablemente, el panorama es bien distinto. No hay posibilidad de volverse atrás cuando el dinero ya está perdido o si el capital sufre una merma considerable al salir del producto.
Cómo decidir sobre una inversión
Así que las decisiones sobre las inversiones deben tomarse con mesura, precaución, tranquilidad y sentido común. Las baritas mágicas no funcionan, la lotería toca rara vez y la inversión con riesgo cero no existe. A partir de ahí, la pregunta de cómo invertir bien su dinero aparece en el horizonte. La respuesta puede ser múltiple y seguramente ninguna infalible, pero sí pueden tomarse ciertas medidas y seguir determinadas vías para correr los menores riesgos posibles y poder sacar rentabilidad al dinero.
En ese sentido, no sólo hay que fijarse en dónde invertir el dinero que, cómo es lógico, resulta fundamental, sino que también hay que tener en cuenta cómo invertir bien el dinero.
Sacar rentabilidad al dinero
En el primer caso, cabe insistir en que existe toda una gama de productos de ahorro e inversión adaptados a distintos tipos de perfiles. Respecto a la segunda cuestión, no suele ser sencillo obtener rentabilidades atractivas, en especial, sin asumir riesgos. Por ello, aquí le damos una decena de consejos para sacar rentabilidad al dinero.
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- –Ser selectivo. El gestor de la oficina bancaria de toda la vida es simplemente éso. Con todo el respeto que merece como profesional, ni más ni menos. El consejo del vecino o del cuñado, por ejemplo, aunque seguro que bienintencionado, no es el de un profesional ni el de un experto. Así que, más que nunca, en un mercado con un elevado grado de sofisticación, toca seleccionar con templanza y tras un análisis profundo.
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- –Busque el producto que mejor se adapte a sus necesidades y demandas. No todas las personas tienen los mismos gustos ni iguales expectativas. La capacidad financiera, la aversión al riesgo, el horizonte temporal o las rentabilidades esperadas son diversas en función de cada individuo. Además, hay mucho donde elegir. También entre las nuevas tendencias, por ejemplo, los fondos de inversión value.
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- –Planificar la inversión. No conviene dejar detalles al albur de los acontecimientos o del azar. Es imprescindible establecer el importe que desea invertir, el plazo, el perfil de riesgo y el importe que va a destinar.
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- –Diversificar. Uno de los consejos más clásicos en el mundo de la inversión. Aunque no por manido deja de estar de plena vigencia: cuanto más se diversifiquen las inversiones, menos riesgos se corren. Así de sencillo.
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- –Invertir de forma periódica. Como mecanismo adicional a la medida anterior, conviene hacer aportaciones de manera escalonada para obtener el precio medio de las distintas inversiones efectuadas.
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- –Desconfiar de las grandes rentabilidades. Nadie regala ‘duros a pesetas’, así que cuidado con los beneficios excesivamente abultados. No hay que dejarse cegar por esas grandes cifras.
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- –¿Por qué no asumir un cierto riesgo? El aspecto anterior no implica que se deba renunciar a tomar un riesgo calculado, sopesado y cuyos posibles efectos perniciosos se hayan considerado. En el lado positivo aparece la posibilidad de obtener mayores beneficios.
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- –No invertir en productos cuyo funcionamiento no se entiende. “Es imprescindible comprender las características y los riesgos del producto antes de su adquisición. No es aconsejable que se invierta en productos que no se comprenden. El grado de complejidad de los productos financieros suele ir en paralelo al riesgo que conllevan”, avisan desde la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
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- –Apostar por el largo plazo. Las estadísticas son claras: cuanto mayor es el plazo de una inversión, más posibilidades hay de que ésta obtenga resultados positivos. En este caso, el margen temporal para hacer frente a posibles imprevistos crece, la volatilidad se diluye en el tiempo y se aprovecha el interés compuesto.
- –Contar con un asesor financiero independiente. El apoyo de un profesional especializado puede abrir la puerta a invertir en más productos, ayudar a recortar riesgo y permitir maximizar las rentabilidades.
¿Por qué intentar sacar rentabilidad al dinero?
En último lugar, más allá de la táctica o la estrategia que cada cual quiera desarrollar, tratar de sacar rentabilidad al dinero no sólo es perfectamente legítimo, sino que, además, es aconsejable. Ello se debe a que el capital que se mantiene inmóvil se enfrenta a un enemigo temible: la inflación. Ésta actúa de tal manera que, sin retorno del ahorro, se va perdiendo capacidad económica. Bien es cierto que el índice de precios al consumo (IPC) se encuentra a día de hoy en tasas bajas -en el 0,5% al cerrar el pasado mes de julio-, pero, a largo plazo, las tornas pueden cambiar, y seguramente lo harán. Así que, ¿por qué no intentar sacar rentabilidad al dinero?
En último lugar, más allá de la táctica o la estrategia que cada cual quiera desarrollar, tratar de sacar rentabilidad al dinero no sólo es perfectamente legítimo, sino que, además, es aconsejable. Ello se debe a que el capital que se mantiene inmóvil se enfrenta a un enemigo temible: la inflación. Ésta actúa de tal manera que, sin retorno del ahorro, se va perdiendo capacidad económica. Bien es cierto que el índice de precios al consumo (IPC) se encuentra a día de hoy en tasas bajas -en el 0,5% al cerrar el pasado mes de julio-, pero, a largo plazo, las tornas pueden cambiar, y seguramente lo harán. Así que, ¿por qué no intentar sacar rentabilidad al dinero?En último lugar, más allá de la táctica o la estrategia que cada cual quiera desarrollar, tratar de sacar rentabilidad al dinero no sólo es perfectamente legítimo, sino que, además, es aconsejable. Ello se debe a que el capital que se mantiene inmóvil se enfrenta a un enemigo temible: la inflación. Ésta actúa de tal manera que, sin retorno del ahorro, se va perdiendo capacidad económica. Bien es cierto que el índice de precios al consumo (IPC) se encuentra a día de hoy en tasas bajas -en el 0,5% al cerrar el pasado mes de julio-, pero, a largo plazo, las tornas pueden cambiar, y seguramente lo harán. Así que, ¿por qué no intentar sacar rentabilidad al dinero?